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    Eremitorio

    Padre Giorgio Colombini

    Fray Giorgio (Ermanno) Colombini nació en Módena (Italia) el 7 de marzo de 1928.

    En 1977 vino a Tierra Santa para vivir un año sabático, un premio a sus 25 años de sacerdocio y una pausa tras 15 años trabajando como párroco en la iglesia de la Observancia de Cesena. Durante este período se fascinó profundamente con la Tierra de Jesús. El día de Pentecostés de 1982 escribió al Custodio:

    No me desagradaría formar parte de una comunidad de oración; he escuchado algo a propósito de una iniciativa de este género que no ha funcionado. Creo que una casa de oración en Tierra Santa debería tener como base la Palabra de Dios y la riqueza de nuestra espiritualidad franciscana. No sería capaz de organizar una tal cosa, pero participaría en ello con agrado, si se concretase, sería un punto de referencia para los religiosos de Tierra Santa."

    El P. Giorgio empezó así su servicio en la Custodia, que se extendió durante 27 años, transcurridos todos en Getsemaní, menos los tradicionales ocho meses en el Santo Sepulcro. Poco a poco, su vocación y su deseo de conjugar oración y acción pastoral, con la ayuda y la colaboración de la fraternidad de la Basílica de la Agonía, dio vida al ‘EREMITORIO DE GETSEMANÍ’.

    En una relación de 1998 escribía:

    "Ahora este es mi servicio: acoger a los huéspedes en el Eremitorio, llevarles a su heremo y, después, guiarles en una cuidada visita por los santuarios de Getsemaní. En cuanto me es posible, intento ayudar a los huéspedes en su camino de oración [...], el servicio más importante y que requiere más tiempo y serenidad es el acompañamiento espiritual de los huéspedes que lo solicitan: celebración del Sacramento de la Penitencia, coloquios con cada persona… Puedo decir que algunas personas han encontrado en el Eremitorio la luz y la fuerza para asumir elecciones importantes en su vida y esto se debe, ciertamente, a la gracia del Lugar, a la oración y, pienso, también a la acogida y a la ayuda que ahí encuentran".

    De año en año, p. Giorgio emprendía iniciativas encaminadas a una oración cada vez más iluminada y para ayudar a los ermitaños a vivir y comprender el Misterio y la espiritualidad de Getsemaní: invitó a «maestros» para entrar en la profundidad de las Escrituras durante la Lectio, en distintos momentos de oración y en los tiempos fuertes de Adviento y Cuaresma. Al mismo tiempo, se esforzaba en construir un ambiente adaptado al recogimiento, se ocupaba de las plantas, invitaba a expertos jardineros de la Puglia, cementaba los muros para alejar a las víboras, construía pequeños y acogedores heremos para los huéspedes en oración.

    Después de mucho tiempo, el Lugar sagrado a los pies del monte de los Olivos, tan querido por el Señor, se convirtió en ‘ese Jardín’ donde los discípulos, de ayer y de hoy, pueden revivir la alegría y la familiaridad que el Divino Maestro experimentaba al retirarse en la paz de Getsemaní.

    El deseo de ver cada vez más realizada la idea de un lugar de heremos en este antiguo lugar se ha convertido en realidad: el p. Giorgio, animado por la Custodia, rezó y trabajó con la ayuda de muchos voluntarios, dando todo de sí, con la tenacidad de un profeta y la generosidad de un enamorado. Todos le estamos profundamente agradecidos, a su Provincia de Cristo Rey (Boloña) y a cuantos han colaborado para la realización de este sueño.

    Damos las gracias especialmente a Daria Severgnini (BG - Ordo Virginum) ), por su presencia y constante colaboración al lado del p. Giorgio; compartió con él la idea, fatigas y esperanzas, con amor y gran cuidado ha servido al Señor en el Eremitorio durante más de 17 años.

    Hoy son muchas las personas que llegan a conocer el Eremitorio «por casualidad»... otras veces, movidas por la experiencia vivida por otros, vienen de todas las partes del mundo. Esto nos dice y nos confirma el amor del Señor por este Lugar Santo, donde Él continúa llamando a los discípulos para estar junto a Él y demostrarle la propia cercanía en la vigilia y la oración. Con frecuencia llegan mensajes de ánimo y apoyo, desde Brasil a Suiza, de Inglaterra a España, de Italia, América y muchos otros lugares.

    Una gran multitud de gente da gracias a Dios por la experiencia que de Él vivió AQUÍ y que le creó una profunda y especial relación con este Jardín y con los que en él viven.

    Nosotros que hoy, estamos al servicio del Señor en el Getsemaní, reconocemos con gratitud que estamos recogiendo los buenos frutos que el P. Giorgio, Daria y otros sembraron con anterioridad. ¿Pero cuál es el profundo motivo que, desde hace más de 2000 años, atrae los corazones y los pasos hacia este Jardín que aún pide que se le custodie con amor?

    Pero cuál es el motivo profundo por el que desde más de 2000 años se mueven corazones y pasos hacia este Jardín que nos sigue pidiendo de ser custodiado con amor?

    La Fuente que movió al P. Giorgio y a nosotros es la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo que AQUÍ, como dice la memoria evangélica, con su ‘Sí’ al Padre decidió entregar su propia vida por toda la humanidad: un amor no hecho de palabras sino de hechos, un amor incondicional que abarca todas las situaciones del ser humano y que solicita nuestra presencia y nuestro apoyo...“Permaneced aquí, velad y orad conmigo”.

    Solo si volvemos a esta Fuente, que todo lo genera y purifica, intuiremos con profundidad lo que nos une y nos liga hoy con quien en cualquier tiempo pasó, se quedó o vivió en este Lugar.

    Para concluir recordamos algunas frases que al p. Giorgio le gustaba repetir:

    “SI TODO VUESTRO ESFUERZO SIRVE PARA QUE UNA SOLA PERSONA SE ACERQUE A DIOS... ¡HA VALIDO LA PENA!”

    “MENOS PALABRAS Y MÁS PALABRA”

    “GETSEMANÍ… LO ENTIENDE QUIEN EN GETSEMANÍ VIVE”

    Nuestro querido P. Giorgio se durmió serenamente en el Señor en Jerusalén, el 11 de mayo de 2009. Ahora reposa en espera del regreso del Señor precisamente aquí, en Getsemaní, en su Lugar más amado. Tenía 81 años de edad, de los cuales gastó 26 al servicio de la Custodia.

    Hora Sancta

    Somos los hijos de Francisco, custodiamos por voluntad de Dios uno de los lugares más queridos por Jesús: el jardín llamado GETSEMANÍ. Es un lugar único en el mundo: el lugar donde el Señor manifiesta su Sí para siempre con su disponibilidad para entrar donde jamás ha entrado nadie, el lugar donde se hunde en la oscuridad, en su última batalla contra la muerte, por la que la Humanidad siempre ha resultado vencida.

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