P.O.B. 186 9100101, Gerusalemme (Israele)

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Para estar al día

    Eremitorio

    ''Estar'' con el Señor

    No es de alabar el hecho de haber estado en Jerusalén, sino de haber vivido bien en Jerusalén

    Non Hierosolymis fuisse, sed Hierosolymis bene vixisse laudandum est

    (Epístola 58.3.4, San Jerónimo)


    La propuesta de vida que ofrece el Eremitorio es muy simple. Usaremos una metáfora: así como la madre para tener leche nutritiva que dar a su niño debe alimentarse con buenos alimentos, así nosotros, como hijos, intentamos nutrirnos de la Palabra de Dios para poder alimentar después a las personas que el Señor conduce hasta aquí para encontrarse con Él y con nosotros. Estamos convencidos de que este Santo Lugar está, por voluntad del mismo Jesús, consagrado a la oración y al encuentro con Él. En este Huerto la memoria evangélica habla de la invitación del Señor a los discípulos: “Permaneced conmigo, orad... velad...” (Mt 26,38.41).

    Precisamente por eso, este es el Lugar más apropiado en Jerusalén para “estar” con el Señor, para aprender de El en el silencio y en la meditación, para descubrir su voluntad, para decir nuestro ‘sí ’ y para reconocer Su presencia pascual en la historia y en nuestra pequeña pero importante experiencia de vida. El Evangelio, que es Cristo, nos ha visitado y ha caminado a nuestro lado, nos ha hablado y conmovido el corazón cuando aún no éramos conscientes de ello, en el camino de nuestra cotidianidad.

    Nuestra propuesta, por tanto, intenta ofrecer un estilo de vida simple en el que compartimos y contamos la misericordia de Dios que hemos recibido por Su don gratuito y por iniciativa Suya. La hacemos a través de la escucha diaria del Señor en la Palabra de Dios (Lectio Divina) y en la Adoración. Además, dependiendo de la capacidad de cada uno y en la medida de las posibilidades, compartimos el trabajo manual para la manutención del Jardín y para el bienestar psico-físico de los huéspedes.

    Hora Sancta

    Somos los hijos de Francisco, custodiamos por voluntad de Dios uno de los lugares más queridos por Jesús: el jardín llamado GETSEMANÍ. Es un lugar único en el mundo: el lugar donde el Señor manifiesta su Sí para siempre con su disponibilidad para entrar donde jamás ha entrado nadie, el lugar donde se hunde en la oscuridad, en su última batalla contra la muerte, por la que la Humanidad siempre ha resultado vencida.

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