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    LOS PASOS PARA LA PAZ

     

    LOS PASOS PARA LA PAZ                                                                                                      


    ¡Paz a todos vosotros desde el Jardín del Señor!

    Muchos de nosotros, mirando las imágenes que vienen de Tierra Santa, imágenes llenas de sufrimiento a causa del conflicto, percibimos una impotencia que nos lleva a la consideración más verdadera y triste: "el hombre es insondable y su corazón un abismo" (Salmo 63,7). Pero no debemos rendirnos y perder nuestra confianza en Dios que todo lo puede; el Señor, con su gracia, ha llenado este "abismo" y ha tomado a cada hombre de la mano. Este sagrado jardín nos lo "cuenta": el Señor ha visitado la necesidad profunda de nuestra humanidad herida: la angustia de morir, el miedo a no ser nadie y a ser abandonados, a no ser amados y a no valer nada.
    Quizás cada uno de nosotros nos preguntamos qué podemos hacer concretamente para ayudar al Señor en esta obra de salvación y para implorar el don de la Paz. Precisamente en este lugar santo el Señor nos testimonia que el primer paso dado por Él ante el numerosísimo número de personas necesitadas y sufrientes, ¡es la oración! Rezar es la acción más verdadera y noble que ahora podemos realizar. "Esta es la hora del Amor", ha reafirmado nuestro Papa León. Ciertamente no sólo con palabras sino, siguiendo su ejemplo, allí donde nos encontremos, podemos vivir la oración de manera profunda para experimentar la paz interior, prestando atención también a nuestro lenguaje, desarmándolo de toda agresión y discriminación. Todos reconocemos que ¡no es fácil tener y mantener un corazón libre! Pienso que es importante vivir de la Palabra que el Señor nos ha entregado, de su mandamiento de amor que nos distingue como sus discípulos, vivir para ser habitados por el Espíritu Santo. Con gran certeza podríamos decir, incluso con las sabias palabras del Papa León que "el mal no prevalecerá", que el Señor realmente nos ama incondicionalmente y que Jesús resucitado es nuestra verdadera paz. "Una paz desarmada y una paz desarmante, humilde y perseverante" (Bendición Apostólica "Urbi et Orbi", Primer saludo del Santo Padre León XIV). Ciertamente Él es el don más grande, que no viene de este mundo sino que proviene del Cielo y me parece que este jardín invoca una vez más la Presencia de Aquel que camina con nosotros y no nos deja solos; es Él el que desarma y es desarmante, con ese amor que lo dispone y lo mueve hacia nosotros, sus amados hermanos. Nos invita de nuevo con los brazos abiertos: "Permaneced aquí conmigo, orad y velad..." (Mt 26,38.41). Oremos a este nuestro Rey, único Salvador, Príncipe de la Paz, admirable Consejero, Dios poderoso y Padre para siempre, para que pueda reinar en nuestro corazón (cfr Is 9,5-6).

    Supliquémosle, junto a María Santísima, Reina de la Paz, sin cansarnos, por la salvación de las almas y del mundo entero.

    Buena oración y feliz Pentecostés.

    Hora Sancta

    Somos los hijos de Francisco, custodiamos por voluntad de Dios uno de los lugares más queridos por Jesús: el jardín llamado GETSEMANÍ. Es un lugar único en el mundo: el lugar donde el Señor manifiesta su Sí para siempre con su disponibilidad para entrar donde jamás ha entrado nadie, el lugar donde se hunde en la oscuridad, en su última batalla contra la muerte, por la que la Humanidad siempre ha resultado vencida.

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